La Certificación de Calidad: Fundamentos y Procedimientos.
El dinamismo de las sociedades avanzadas afecta al sistema educativo y aconseja la necesaria trasgresión de ese undécimo mandamiento señalado por McClure que prescribe: "Dejarás la escuela como ha estado siempre". Sin ignorar la singularidad de la educación como tarea, ni su elevado cometido social, ni la cuota de especificidad propia de las instituciones educativas, lo cierto es que sin un cambio profundo en la conceptualización de los centros escolares en tanto que organizaciones y en sus prácticas de gestión, la Educación tendrá serias dificultades para adaptarse a los nuevos tiempos, lograr mejores estándares de calidad para todos y contribuir substancialmente al progreso social y económico de nuestro país.
El sistema educativo y, en particular, el sistema escolar constituyen subsistemas del sistema social, de modo que ese importante dinamismo del contexto afectará inexorablemente -esta afectando ya- a los centros educativos. Por ello se hace necesario, hoy mas que nunca, disponer de un marco de referencia que, a modo de paradigma, sirva de guía, permita anticiparse al futuro y administrar los cambios con el fin de hacer de ellos oportunidades de mejora. La Gestión de Calidad, y la filosofía de gestión de las organizaciones que la sustenta, por su perspectiva globalizadora, constituyen referentes adecuados para promover la mejora continua de las instituciones escolares al incluir conceptos, valores, principios y métodos que son perfectamente trasponibles al ámbito educativo.
Concepto
La certificación es un modo formal de reconocer la calidad de un proceso, de un servicio o de un producto, realizado por instituciones competentes mediante la emisión de un documento oficial. Esta certificación se obtiene previa aplicación de un proceso de evaluación realizado con instrumentos pertinentes y estándares de calidad. Estos factores son públicos y revisados periódicamente.
La Certificación de la Calidad de la Gestión Escolar es un proceso de evaluación y juicio externo de las operaciones y logros de la gestión, basado en estándares explicitados en el marco de un modelo procesal de calidad. Los criterios y procedimientos son públicos y revisados periódicamente.
La certificación se inscribe en las tendencias orientadas a asegurar la calidad de los productos y servicios. Sus orígenes se remontan a 1950 y se relacionan con Japón y el concepto de control de calidad total La figura de E. W. Deming es clave para el desarrollo del modelo de calidad total puesto que éste, luego de participar en el desarrollo de un proyecto de técnicas estadísticas para el control de calidad en las industrias, formula lo que hoy se conoce como el “ciclo de Deming” (planear, hacer, controlar/revisar/analizar y rediseñar/actuar/funcionar) o “ciclo de mejoramiento continuo”
Un “modelo” es una construcción teórica que prescribe una forma de concebir la realidad. Es prescriptiva porque señala un “deber ser” de los elementos de la realidad que pretende regular.
En las décadas de los setenta y ochenta, la gestión para la calidad tomó posición en las empresas norteamericanas y japonesas, surgiendo asociaciones para la promoción de la calidad
En 1987 se instituyó el Premio Nacional de Calidad Malcolm Baldrige. A fines de los ochenta la Gestión de Calidad Total comienza a extenderse en Europa, promovida por la European Foundation for Quality Management (EFQM).
La definición de modelos, estándares y premios a la calidad constituyen las estrategias más difundidas para fomentar la calidad. Las denominadas “normas ISO 9004-2” se basan en un modelo que privilegia el criterio de satisfacción de las necesidades de los usuarios o destinatarios y la satisfacción de las motivaciones de los miembros de la institución. Valoriza más fuertemente la responsabilidad de la gestión, la motivación de los actores, la interacción con los clientes, las percepciones en juego y los recursos implicados.
Algunas de estas propuestas se han transferido al sector educacional. En EE.UU. se creó el Premio Baldrige para organizaciones de educación y salud; en España se adecuó el modelo EFQM y se aplica desde 1998 en el sistema escolar. En el Reino Unido, existe desde 1995 el estándar Investors in People que busca mejorar el desempeño organizacional y asegurar una ventaja competitiva de empresas y organizaciones. Este estándar determina los niveles de buen desempeño de la capacitación y el desarrollo de las personas para lograr metas organizacionales y certifica a las organizaciones que lo alcanzan.
En el nivel escolar, la evaluación de la calidad es frecuente en algunos estados de EE.UU., Canadá, Inglaterra, Escocia y España.
En rigor, en Chile, los procesos de autoevaluación no han ido acompañados de un proceso para mejorar las capacidades de gestión ni se toman medidas (castigos) por el mal logro. Los establecimientos que obtienen resultados insuficientes o que no cumplen siquiera con la ejecución y logro de resultados propuestos por ellos mismos, no asumen la responsabilidad de su ineficacia ni perciben sanciones. Las modalidades de autoevaluación promovidas por el Ministerio de Educación en las escuelas y liceos que apoya, interrogan por explicaciones acerca de los cambios experimentados en el año, pero no avanzan hacia la responsabilidad. Esta carencia puede convertir el esfuerzo en un sistema burocrático que se identifica sólo con el llenado de formularios, sin un sentido claro. Más aún, se puede instalar riesgosamente la idea y práctica de la autoevaluación como un proceso que se agota en sí mismo.
Los Propósito de la Certificación desde la Política Educacional y la Gestión Escolar
La certificación puede ser empleada con fines de política educacional y/o de Gestión Escolar. Los principales fines son:
a).- Mejorar la calidad: la certificación contribuye a la calidad de la educación en tanto establece una norma y estándares de la Gestión Escolar que se convierten en referentes para las escuelas.
Los estándares definen públicamente una imagen deseada de la forma en que una escuela debe planificar sus acciones y recursos, organizarlos, ejecutarlos y evaluarlos. En tanto públicos, los estándares generan expectativas y orientan a las escuelas hacia la mejora de sus procesos y resultados. Se ha establecido que una fracción no menor de los resultados de los alumnos se explica por variables atribuibles a la escuela y, de esta fracción, casi la totalidad se debe a la gestión. Luego, si se mejora la gestión, se está contribuyendo también a la calidad.
b).- Mejorar la equidad: si lo anterior tiene una validez general, su aplicación en el contexto de la alta vulnerabilidad y del riesgo socioeducativo es todavía más relevante. La contribución de la escuela a la modificación de las variables de origen y contexto (nivel de ingresos de la familia, capital social y cultural) es marginal, puesto que se trata de factores fuertemente dependientes de la estructura y organización social y, en especial, de las relaciones que se tejen entre el Estado, el mercado y la comunidad. La escuela no puede reducir la desigualdad social por sí sola, pero mediante la certificación, puede asegurar que su propio funcionamiento y desempeño no están profundizando dichas diferencias y que, en el mediano plazo, mejorará las oportunidades y recursos de los más pobres.
c).- Informar a la comunidad nacional y local: la comunidad tiene derecho a la información que promueve y orienta mejores decisiones, en especial, respecto de las instituciones sociales que, como la escuela, desarrollan procesos de suyo graduales y donde sólo se tiene certeza de su efectividad luego de varios años. La certificación puede ayudar a la toma de decisiones respecto de cómo funcionan las escuelas y cómo se han cumplido los objetivos proporcionando criterios, argumentos y herramientas para evaluar los logros y reorientar las acciones, cuando sea necesario.
En el nivel escolar, la certificación es también una estrategia de información a las familias y a la comunidad acerca de cómo se organiza y funciona la institución. Éstas pueden premiar o castigar a los responsables de la gestión o presionarlos para que adopten otros criterios y modifiquen sus prácticas.
Transparentar la información permite que las personas, por una parte, tomen decisiones informadas, pero también para que exijan. Al respecto, se puede afirmar que las expectativas de la comunidad no están siendo satisfechas. En efecto, el consenso es que la educación debe ser mejorada, pero las evaluaciones independientes y basadas en estándares altos (TIMMS, Estudio OECD sobre capacidad lectores de población de 15 años y más –IALS-) muestran que, sin excepción, la calidad es baja. Informar es el primer paso para exigir calidad y responsabilidad.
d) Definir contribución y responsabilidad de cada cual: las autoridades y la comunidad escolar pueden emplear la certificación como plataforma para precisar la contribución y responsabilidad de los diversos actores. En contextos organizacionales de descentralización administrativo-financiera (como es el caso de Chile), la certificación es una herramienta y un criterio para identificar los establecimientos y sostenedores que son más efectivos en la administración de recursos y obtención de resultados.
Si bien los procesos de certificación de la Gestión Escolar no se orientan hacia la evaluación del desempeño individual, sus resultados podrían complementar procesos de asignación de recompensas y castigos; de manera análoga, la certificación puede contribuir a identificar las áreas de la institución que satisfacen el estándar, de aquellas que no lo hacen.
e) Mejorar y garantizar procesos y resultados escolares: por sí misma, la revisión de la gestión genera un movimiento organizacional que desencadena cambios y promueve la disposición hacia la mejora. En los establecimientos que alcanzan el estándar, la certificación garantiza que los procesos y resultados reúnen ciertas características esperadas. En aquellos que no lo alcanzan, el proceso de certificación ha contribuido a identificar cuáles son las variables e interacciones clave para mejorar la efectividad escolar.
f) Fortalecer las capacidades de aprendizaje y mejoramiento institucional: los establecimientos que deciden participar de un proceso de certificación son organizaciones dispuestas a aprender de sí mismas, puesto que quieren revisarse y ser revisadas, identificando fortalezas, debilidades y ausencias. La certificación despliega un proceso de preguntas sucesivas acerca de los criterios y prácticas de gestión vigentes y el estándar actúa como criterio de contraste entre lo observado.
g) Orientar o reorientar políticas públicas: la evaluación externa de procesos y resultados que antecede y respalda a la certificación ayuda a la definición de prioridades y lineamientos del sistema escolar. El Estado puede incluir los resultados de la certificación como un criterio para establecer si la política educacional tiene el impacto esperado; si no es así, la certificación permite identificar a los establecimientos que cumplen con el estándar y proporcionar recursos y asistencia técnica focalizada a aquellas que no alcanzan el estándar. En las escuelas y liceos que son apoyados por el Estado, la certificación puede ser un instrumento para decidir si ese apoyo es efectivo o no.
El Proceso de Certificación
En líneas generales, el proceso es similar al de organismos nacionales e internacionales de certificación y de experiencias internacionales de autoevaluación y acreditación de instituciones de educación superior en numerosos países: Aunque el proceso de certificación puede ser concebido de modo independiente de las etapas de autoevaluación y mejoramiento, en los párrafos siguientes se exponen todas estas fases.
a) Paso 1: Autoevaluación La escuela, a través de instrumentos de autoevaluación, puede determinar autónomamente si está en condiciones de solicitar la certificación. Una vez administrados los instrumentos de autoevaluación, el establecimiento dispone de un perfil del grado de desarrollo en sus procesos de gestión. Si determina que está en condiciones de solicitar la certificación, entonces no emprende un proceso de mejoramiento; en cambio, si los resultados de la autoevaluación no son satisfactorios, el mismo instrumento sirve de guía para analizar las áreas deficitarias y adoptar las estrategias necesarias para su corrección y mejoramiento.
b) Paso 2: Mejoramiento de la gestión Los establecimientos pueden diseñar e implementar un plan de mejoramiento de su gestión. Para apoyar a las escuelas en la implementación de dicho plan, el Programa de Certificación desarrolló una serie de herramientas, procedimientos e instrumentos que facilitan el proceso de mejoramiento y posterior certificación de la gestión programa a la escuela, denominado “tutorial”.
Este tutorial tiene características de autoadministración. Sin embargo, se recomienda incluir la participación de consultores en Gestión Escolar que acompañen, presencialmente, el proceso de mejoramiento.
El plan de mejoramiento debe permitir:
1. Ratificar en qué etapa se encuentra cada una de las áreas de gestión; 2. Establecer el camino óptimo de desarrollo de cada área; y 3. Determinar qué pasos debería seguir el establecimiento para llegar a la meta de certificación.
Este plan debiera ser focalizado y comprehensivo, es decir, capaz de reforzar las áreas deficitarias y, al mismo tiempo, abordar la totalidad de las áreas de gestión a objeto de asegurar su adecuación al modelo de certificación.
c) Paso 3: Evaluación externa para la certificación
La evaluación externa puede darse en tres momentos: 1.- luego de que el establecimiento se ha autoevaluado; 2.- el momento de haber concluido un proceso de mejoramiento de la gestión; 3.- cuando se estime conveniente.
En el primer caso, luego de la autoevaluación, la escuela solicita el inicio del proceso de evaluación externa, puesto que considera que su nivel de gestión es el necesario para satisfacer los estándares. El proceso parte con la visita de un evaluador externo quien verificará los resultados de la autoevaluación y el grado de ajuste de la gestión a los estándares definidos y emitirá el informe correspondiente. El organismo de certificación, mediante visita en terreno, verificará el cumplimiento del estándar y podrá expedir el certificado correspondiente, rechazarlo o solicitar antecedentes adicionales.
Si la visita del evaluador concluye que el establecimiento no está en condiciones de ser certificado, el evaluador aportará orientaciones para que la escuela diseñe su propio proceso de mejoramiento a partir del análisis de las áreas deficitarias según los resultados del proceso de certificación y, posteriormente, vuelva a solicitar la evaluación para la certificación. Frente a ello, la escuela que no está de acuerdo con el informe del evaluador, solicita la revisión de su caso al organismo certificador, que examina la apelación e informa de sus resultados al evaluador (cuando la apelación es aceptada) y a la escuela (cuando la apelación es rechazada).
En el segundo caso, el establecimiento solicita la certificación una vez implementado el plan de mejoramiento. Si el evaluador verifica que se satisface el estándar, emite un informe que debe ser ratificado por el organismo certificador. Si no es así, el evaluador debe enviar un informe al establecimiento, fundamentando la decisión del organismo certificador.
El tercer caso es posible porque el proceso de certificación es independiente de la autoevaluación. Una escuela puede solicitar la certificación sin haber realizado un proceso de autoevaluación y/o mejoramiento, pero sólo por una vez. Es claro que si una escuela solicita la certificación y se concluye que no alcanza los estándares, debe emprender acciones de mejoramiento, las cuales no son posibles sino luego de un diagnóstico de la gestión, el que bien puede ser el informe del proceso de certificación. Con todo, es deseable que este diagnóstico sea autoadministrado, de manera que los integrantes de la organización tomen conciencia de su nivel de desarrollo y madurez organizacional. Una señal de madurez es precisamente la disposición y capacidad de revisar sus propias definiciones y prácticas de gestión.
En todos los casos, la revisión de la gestión por parte del evaluador externo consta de los siguientes pasos generales:
1.- Preparación de la visita y contacto inicial con la escuela: solicitud de información escrita acerca de la gestión del establecimiento. 2.- Reunión inicial con las autoridades del establecimiento: presentación del (de los) evaluador(es) externo(s), puesta en común de propósitos y programación de proceso de revisión de la gestión. 3.- Análisis de sistemas y procedimientos de gestión: revisión de principales sistemas de gestión (información, planificación, control, coordinación y evaluación). 4.- Entrevistas individuales y grupales con diversos actores del establecimiento (alumnos, apoderados y profesores) acerca de su conocimiento y satisfacción con la gestión. 5.- Observación de procesos cotidianos de gestión: observación del funcionamiento diario de las diversas áreas de gestión: prácticas directivas, pedagógicas, convivencia y relaciones entre los diversos actores y con la comunidad. 6.- Revisión de informes y evidencias documentales de gestión: análisis de fuentes documentales de la gestión, por ejemplo, planificaciones anuales, cuenta pública o evaluación del año anterior, informes de gestión técnico-pedagógica, resultados escolares de los últimos dos años, proyecto educativo, plan estratégico, planes y programas propios (si existen), horarios de funcionamiento, informe de cuenta pública de años anteriores e informe de autoevaluación. 7.- Elaboración de preinforme de evaluación: sistematización de registros y comentarios acerca de la Gestión Escolar; comparación de evidencias con estándares, identificación de áreas fuertes y deficitarias y asignación de puntajes. 8.- Reunión final con las autoridades del establecimiento: agradecimientos, impresiones generales respecto del desarrollo de la evaluación externa e información acerca de los próximos pasos (plazos, instancias, etc.).
d) Paso 4: Informe de certificación
Una vez concluido el trabajo en terreno, el evaluador externo debe preparar el informe final de certificación. Dicho informe compara el nivel de presencia y desarrollo de los estándares en el establecimiento, basado en evidencias verificables de la gestión. El informe es remitido al organismo de certificación, que realiza una auditoría de los pasos y procedimientos seguidos por el evaluador y de la consistencia del informe. Si el informe es aceptado, el organismo certificador comunica al establecimiento del resultado; si es rechazado, el evaluador debe enviar un informe a la escuela o liceo, comunicando la decisión.
Las escuelas certificadas formarán parte de un directorio público de amplia difusión en Internet y otros medios masivos. Puesto que el certificado es un sello de vigencia limitada (se estima que su duración será de tres años), las escuelas deberán someterse a un nuevo proceso de certificación para conservar el sello de calidad, de lo contrario serán retiradas de los registros.
El Organismo Certificador
El proceso de certificación se sustenta en una estructura y organización independiente de entidades públicas o grupos de interés.
El organismo de certificación es dirigido por un comité de personalidades y expertos de reconocido prestigio en educación y tiene una conformación representativa de las principales instituciones del sector educativo del país, entre ellos el Ministerio de Educación, sostenedores de establecimientos subvencionados y de colegios privados pagados, universidades, empresarios y colegios profesionales, entre muchos otros. La representatividad del comité es considerada un criterio clave para generar confianza y consolidar el sistema de certificación.
Las unidades del organismo de certificación son las siguientes:
· Comité directivo de certificación. Su responsabilidad fundamental es diseñar y evaluar permanentemente las normas y procedimientos de certificación y otorgarla cuando se ha cumplido con los estándares y procedimientos establecidos. Asimismo, es responsable de garantizar que los evaluadores (certificadores) cumplen los estándares requeridos para el desempeño de esta función. Durante el proceso de certificación, constituyen la instancia resolutoria de las apelaciones que son presentadas por las escuelas evaluadas.
· Unidad de evaluación. Está compuesta por especialistas del Programa de Certificación y tiene como responsabilidad aplicar los procedimientos y estándares de certificación. Esta unidad está encargada, además, de difundir la certificación, mantener actualizado el registro de escuelas certificadas, capacitar a los evaluadores y evaluar su desempeño. Durante el proceso de certificación, debe administrar la evaluación externa y elaborar los informes de resultados del proceso.
Unidades ejecutoras asociadas. Son instituciones que administran los procedimientos de certificación en regiones, actúan en el marco de un convenio con la Fundación Chile y responden a las normas establecidas por el comité directivo. Estas unidades son también certificadas por el comité para aplicar los estándares.
Fuentes: "El Sistema de Certificación: Conceptos, Fundamentos y Proceso" Fundación Chile "Modelos Europeos de Certificación" |
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